Page 56 - La cultura del petróleo
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Capítulo III


                  En las ciudades resultantes de transformaciones de viejas
               aldeas, ni el nuevo sistema de estratificación ni las culturas super-
               puestas consiguen la eliminación total del patrón tradicional. Al
               estudiar su dinámica se encuentran elementos de resistencia al
               cambio. Constituidos principalmente por restos de grupos fami-
               liares que existieron antes de la llegada de las compañías.
                  Las fuerzas de transformación nacen en el campo petrolero,
               de ahí se proyectan hacia la ciudad. La pugna entre los elementos
               de resistencia y la cultura del petróleo se expresa en fricciones
               que afloran con frecuencia. Que desaparecen al entrar en juego la
               poderosa maquinaria de dominación cultural de los colonizadores.
                  La “ciudad petróleo” es un subproducto social de compañías
               extranjeras en territorio venezolano. Conglomeraciones parasita-
               rias que la explotación petrolera engendra sin proponérselo. Dife-
               rentes al campo petrolero.
                  Hay en las “ciudades petróleo” islotes de personas, agrupaciones
               víctimas del espejismo de una vida fácil por el hecho de acercarse a
               los centros donde se produce oro negro, que se quedan en la ciudad y
               se multiplican; crean problemas demográficos, económicos y cultu-
               rales. Llegan a ser millares y comprenden criollos y extranjeros.
                  Buena parte de la población de Venezuela vive en las “ciudades
               petróleo” con historia propia, que tiene poco de común con las
               historias de los que viven en las otras ciudades del país. Hay en
               aquellas un “urbanismo petrolero”, cuya función no es precisa-
               mente solucionar problemas que se plantean sino complicar los
               existentes y crear nuevos.
                  El Tigre, en el estado Anzoátegui, es una muestra del urba-
               nismo  petrolero:  surgió  y  creció  sin  preocupación  por  los
               problemas de los grupos humanos. El urbanismo de El Tigre es
               rutinario, nada inventa ni descubre; amontona viviendas, impro-
               visa calles. En fin,  desprecia al hombre. Todas las “ciudades
               petróleo” del país se parecen a El Tigre.
                  En 1920, más de noventa mil personas se concentran en la zona
               occidental del lago de Maracaibo y cerca de treinta y cinco mil en
               la oriental. En Cabimas se montan plantas generadoras de energía


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