Page 83 - La cultura del petróleo
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La cultura del petróleo Rodolfo Quintero
selecto comparables a los sacerdotes de civilizaciones antiguas; el
desarrollo de la tecnología engendra una nueva moral. Sumisión
a las necesidades de la producción y el rendimiento, preocupación
por la cantidad y la eficiencia son virtudes en la moral tecnológica
impuesta por la cultura del petróleo. Y como pecados mortales son
considerados la investigación desinteresada, el arte y la especula-
ción filosófica.
Como otras religiones, la tecnología ofrece un paraíso futuro;
mientras tanto los alienados por la nueva religión deben ser
pacientes y aceptar su propia virtual destrucción. Pueden los
hombres, sin embargo, conquistar formas de felicidad: adquirir un
carro nuevo, un refrigerador, un televisor, y evadirse a través de
sus deseos de un presente desprovisto de significado.
El hombre tecnológico, formado entre nosotros por la cultura del
petróleo, vive un estado de extrema tensión psicológica; en los campos
petroleros, el trabajo y la remuneración están muy vinculados al reloj; la
base de la producción es un sistema competitivo; la publicidad aumenta
los deseos de forma permanente y, en consecuencia, de tensión.
Para librarse del hastío y de la ansiedad, el trabajador petrolero
se refugia en nuevas actividades generadoras de tensión: se hunde
en actividades inútiles y forja la ilusión de que vive una existencia
diligente. La cultura del petróleo crea sensación de aislamiento. Y
solo los dotados de coraje excepcional y de fe humanista pueden
vivir en conflicto con la sociedad de la cual forman parte. Por eso
son muchos los que abdican y, para hallar seguridad, viven como los
demás y se resignan a su alienación.
El hecho cierto de que la tecnología trasplantada por la cultura
del petróleo al territorio nacional, amenaza la personalidad y el
equilibrio de los individuos venezolanos, plantea el regreso a los
períodos preindustriales del siglo xix y comienzos del xx.
Lo plantea porque la tecnología, si no es una divinidad benefac-
tora, tampoco es socialmente un demonio perverso contrario al bien-
estar del hombre; no es ni un absoluto al que se debe adoración, ni
un antiabsoluto que se debe combatir. La tecnología importada por
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