Conozca cómo las técnicas de respiración pueden mejorar tu cerebro y tu cuerpo

Las investigaciones demuestran que la respiración consciente aporta una serie de beneficios inmediatos y a largo plazo, entre los que se incluyen la mejora de la salud cardíaca, la reducción de la ansiedad, la mejora del estado de ánimo, de la función cognitiva y una mejor calidad del sueño.

“La respiración es una de las herramientas más sencillas y profundamente eficaces que tenemos para calmar el sistema nervioso y aumentar la resistencia física y mental”, aseguró el fundador del laboratorio de respiración de la Facultad de Medicina de Brighton y Sussex en Inglaterra y coautor de una investigación sobre la respiración, Guy Fincham; “sin embargo, precisamente por ser tan accesible, a menudo se subestima su poder”.

Las últimas investigaciones científicas sugieren que la forma de respirar, día tras día, puede influir en todo, desde la salud cardíaca y el estado de ánimo hasta la memoria y el sueño.

Uno de los ejemplos más claros proviene del sistema cardiovascular. La respiración diafragmática, o “abdominal”, estimula el nervio vago. Este nervio se origina en el tronco cerebral y se extiende hacia abajo a través del cuello hasta muchas ramificaciones del intestino grueso y otros órganos vitales. Cuando este nervio se activa mediante la respiración profunda, envía señales calmantes a todo el cuerpo, lo que ayuda a regular la frecuencia cardíaca, reducir la presión arterial y mejorar la circulación.

Ajustar el patrón de respiración también puede cambiar sutilmente la química interna del cuerpo. “Cuando se ralentiza la respiración y se inhala menos aire, los niveles de dióxido de carbono en los pulmones y la sangre aumentan ligeramente”, así lo subrayó el asesor de la Academia Internacional de Respiración y Salud y autor de La cura de la respiración: desarrolla nuevos hábitos para una vida más sana, feliz y larga, Patrick McKeown.

Esto es algo positivo, explicó, ya que el dióxido de carbono no es solo un gas residual, sino que “actúa como un vasodilatador natural al abrir los vasos sanguíneos y permitir que llegue más sangre rica en oxígeno al cerebro y al corazón”.

Dado que el nervio vago forma parte del sistema nervioso parasimpático (el sistema que contrarresta la respuesta de lucha o huida del cuerpo desencadenando una respuesta de “descanso y digestión”), respirar más despacio y de forma consciente también puede aliviar los síntomas del estrés, la ansiedad y la depresión. De hecho, cuanto más larga y lenta sea la respiración, “más se activan los efectos calmantes de este sistema”, afirmó el médico especialista en neumología y medicina del sueño del Huntington Memorial Hospital de California, Raj Dasgupta.

Fincham está de acuerdo, ya que es coautor de un metaanálisis que demuestra los efectos positivos que tiene la respiración consciente “sobre el estrés, la ansiedad y los síntomas depresivos”.

En 2017, investigadores de Stanford identificaron de manera similar un grupo de neuronas en el tronco encefálico que conecta el centro de control de la respiración con el sistema de excitación del cerebro. “Esta vía neuronal explica cómo la respiración lenta y controlada puede inducir aún más un estado de calma”, indica McKeown.

Esa sensación de calma no solo es buena para calmar los nervios, sino que también se ha demostrado que reduce el deseo de comer y de consumir sustancias adictivas, lo que sugiere un alcance más amplio del poder regulador de la respiración.

La reducción del dolor y la tensión muscular son beneficios adicionales de las técnicas de respiración intencional, ya que al hacerlo se activa el sistema opioide endógeno del cuerpo, que participa de manera crítica en la modulación cognitiva del dolor. Esa es una de las razones por las que desde hace tiempo se fomenta la respiración profunda durante el parto, el esfuerzo físico y el entrenamiento militar: es una herramienta accesible y no farmacológica para controlar el malestar.

Del mismo modo, la respiración puede incluso reducir la frecuencia de las migrañas, la tensión muscular y la intensidad del dolor, agregó la directora de psiquiatría integrativa de la Facultad de Medicina, David Geffen, de la UCLA. Helen Lavretsky.

La mejora de la función cognitiva se produce junto con técnicas de respiración como la respiración coherente, que “mejoran la comunicación entre los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro y aumentan los niveles de oxígeno para que el cerebro funcione mejor”, detalla Patricia Gerbarg, profesora clínica adjunta de psiquiatría y ciencias del comportamiento en el New York Medical College y coautora de docenas de destacados estudios sobre respiración.

Investigaciones recientes incluso apuntan al papel potencial de la respiración en la detección o influencia de enfermedades neurodegenerativas. Un estudio de 2025 mostró cómo la respiración afecta a estructuras cerebrales como la amígdala y el hipocampo, ambas asociadas con la concentración y la memoria. Es una conexión que explica cómo “los patrones de respiración pueden influir directamente en la función cognitiva”, afirmó McKeown.

Fuente: Medio Digital

VTV/DR/MQ