¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando dormimos?

Dormir es tan esencial como alimentarse. Posee muchos beneficios y evitarlo resulta perjudicial para nuestra salud, física y emocional. A pesar de que está clara su importancia para nuestra supervivencia, la comunidad científica continúa descifrando los enigmas de esta importante función biológica.

En entrevista con la agencia Andina, el doctor Darwin Vizcarra, neurólogo y especialista en medicina del sueño, brinda una explicación sobre lo que sucede en nuestro cuerpo mientras dormimos y advierte cómo la pandemia de covid-19 ha generado un incremento de trastornos de sueño en la población.
 
¿Por qué dormimos?
 
Dormir es una necesidad básica que está íntimamente ligada al desarrollo. Desde la vida intrauterina se pueden detectar patrones de sueño y vigilia, sostiene el Dr. Vizcarra. 
 
En una zona muy pequeña del cerebro llamada hipotálamo existen algunas conexiones nerviosas que controlan está función. El experto añade que, en esta zona, los seres humanos tenemos un reloj biológico que regula el ciclo de sueño.
 
Este ciclo está configurado por la producción de una hormona llamada melatonina, una sustancia que nos ayuda a conciliar el sueño durante la noche y se inhibe con la luz para mantenernos activos durante el día. 
 
Las funciones del sueño no solo se limitan al descanso y a la recuperación de energía que se ha consumido a lo largo del día. Dormir también mantiene el balance en nuestro sistema nervioso vegetativo, que regula algunos procesos involuntarios del organismo como los latidos del corazón, el sudor, o la frecuencia en la que orinamos. 
 
También indica que hay investigaciones que demuestran que el sueño cumple un rol crucial en la etapa de crecimiento. “Las hormonas que nos hacen crecer y mantenernos en vigor se producen esencialmente cuando dormimos y se consumen durante el día”, sostiene. 
 
Dormir adecuadamente también ayuda a mantener el equilibrio anímico y emocional. “Si no dormimos bien, los niveles de adrenalina, por ejemplo, se mantienen altos. Eso genera que estemos irritables, afectivamente frágiles y hay tendencia mayor a sufrir depresión y ansiedad”, advierte.
 
Otra función es la regulación del sistema inmunológico. Los malos hábitos de sueño pueden incrementar las probabilidades de sufrir infecciones. El Dr. Vizcarra señala que incluso existen estudios en desarrollo para evaluar si existe una relación entre el sueño y condiciones que son el extremo del fracaso inmunológico como el cáncer. 
 
Dormir, además, resulta indispensable para un adecuado proceso de aprendizaje.  “Las experiencias que tenemos en el día se acumulan temporalmente en ciertas áreas del cerebro. Algunas se guardan como recuerdo fijo y otras se descartan. Ese proceso se hace por excelencia al dormir. Realizamos una investigación que concluye que los chicos que duermen mejor tienen mejor desempeño en sus estudios, en contra de la creencia de que desvelarse es mejor para tener rendimiento”, sostiene.

 

Las fases del sueño
 
Mientras dormimos, nuestro cuerpo se relaja, pero el cerebro se mantiene activo. “El sueño funciona con relación a procesos incluso más complejos que los que suceden cuando estamos despiertos”, aclara el Dr. Vizcarra.
 
El médico neurólogo explica que el sueño no es un proceso homogéneo. A través del estudio de las ondas cerebrales, la ciencia detectó que está dividido por dos fases que se van alternando durante la noche.
 
En la fase conocida como REM, los movimientos oculares de los ojos son rápidos. Esta etapa inicia luego de la primera hora en que nos quedamos dormidos y se reproduce cada 90 minutos. Se hace más creciente a medida que va cursando la noche.
 
Es en este periodo en el que soñamos. “Se tratan de registros que son evocación de la memoria y otras veces pueden ser un conjunto de ideas sobre las que somos partícipes y a veces nosotros mismos nos vemos involucrados en este discurso imaginativo que se desarrolla al dormir”, explica el experto.
 
La etapa de sueño NREM (sin movimiento rápido de los ojos) se divide en cuatro fases. “Mientras estamos en una fase con un número más alto, existe más resistencia a ser despertados y cuando estamos en un periodo de sueño ligero nos podemos despertar con mayor facilidad”. 
 
Los riesgos de dormir mal
 
Privarse del sueño puede resultar perjudicial para nuestra salud física y mental. El Dr. Vizacarra advierte que cuando no dormimos lo suficiente, nuestro sistema nervioso vegetativo se desestabiliza, la adrenalina sube, se generan sentimientos de angustia, irritación, intranquilidad y podemos ser más propensos a reaccionar impulsivamente.
 
Además, la falta de sueño eleva la presión arterial, genera palpitaciones, sudor, y dificultad para aprender. También afecta nuestro sistema inmunológico y nos hace más propensos a las infecciones. 

 

La pandemia ha generado un incremento en el desarrollo de trastornos como apnea del sueño e insomnio en la población. El experto señala que la limitación de la actividad física, el aumento de uso de pantallas y la sensación generalizada de estrés y ansiedad por la situación sanitaria son algunos factores que ocasionan dificultades para dormir.
 
“Convivir con la muerte afuera ha impulsado muchísimo la ansiedad. Y este factor nos genera un estado de hipervigilancia. Este es el núcleo básico del insomnio. Así no suceda nada, nuestro cerebro está en alerta”, sostiene. 
 
Para mantener hábitos de sueño saludables, el doctor Vizcarra comparte algunas recomendaciones: 
 
1. Ser regular con nuestro horario de alimentación y no cenar al menos dos horas antes de dormir
 
2. Realizar actividad física durante el día, no muy cerca a la hora de dormir. 
 
3. Regular el consumo de cafeína, que generalmente se encuentra en el café, gaseosas, bebidas energéticas, chocolates, hojas de té, etc. 
 
4.  Evitar las pantallas de la televisión y el celular antes de dormir. Una rutina más sana es la lectura en papel con una luz que apunte directamente hacia el texto.
VTV/CC/ADN

Fuente: Agencia Andina