Ultrafascismo cambia la violencia física por el control digital

El analista internacional Juan Romero alertó sobre una nueva y más peligrosa manifestación política denominada ultrafascismo, la cual, a diferencia de sus predecesores históricos, utiliza la tecnología y el control digital como su principal arma de dominación.

Durante una entrevista en el programa “A Pulso”, Romero, explicó que el fascismo histórico, que predominó entre las primeras décadas del siglo XX y la finalización de la Segunda Guerra Mundial en 1945, se sostenía sobre tres pilares esenciales: la construcción de la necesidad de un enemigo común como el comunista o el migrante; la búsqueda de la hegemonía política mediante mecanismos muy violentos, y el recurso constante a la agresión física, lo que se manifestaba en los campos de concentración, los desaparecidos y los fusilados.

Del mismo modo, explicó que a partir de 1945, surgió una nueva expresión a la que denominó neofascismo. Este fenómeno se manifestó inicialmente en las agresiones coloniales, como la violenta respuesta de los franceses a las solicitudes de independencia de países como Argelia y Vietnam.

Asimismo, añadió que ​el neofascismo también encontró su manifestación más marcada y estructural en América Latina a través de las dictaduras militares de Centroamérica y el Cono Sur (incluyendo países como Chile, Argentina y Uruguay). Estas dictaduras, surgidas principalmente entre las décadas de 1960 y 1980, no solo replicaron los métodos de represión totalitaria de sus predecesores fascistas, sino que también implementaron estrategias de guerra fría y doctrinas de seguridad nacional que justificaron la eliminación sistemática de la disidencia política.

La conexión fundamental que mantenía el neofascismo con su padre histórico era la utilización de la violencia física y la desaparición de personas como método de control.

Sin embargo, el ultrafascismo es, para Romero, “aún más peligroso” porque no recurre a los métodos brutales del pasado, ni el campo de concentración ni la tortura exclusivamente; en su lugar, el ultrafascismo genera cambios y obtiene información a través de aparatos que hacen posible la conexión a Internet.

Explicó  que la tecnología, es la nueva forma de dominación, sustituye la agresión física por un control más sutil y masivo de la sociedad.

El analista subrayó que el ultrafascismo se apoya en las redes sociales y las herramientas tecnológicas actuales para alterar la percepción de la población mediante la desinformación y la manipulación de los contenidos.

Evidencias de este fenómeno ocurrieron en Venezuela en el año 2017 con las “guarimbas” que a través de los llamados a la calle a través de las RR.SS. muchos salieron enardecidos y cometieron actos de asesinato y violencia. Y recientemente con las protestas de la mal llamada generación Z en Nepal y México. 

VTV/LAV/MQ