Velorio de Cruz de Mayo en Naiguatá: Relación armoniosa entre fe y naturaleza
Música e instrumentos
En el Velorio de Cruz de Mayo como toda manifestación no puede faltar los instrumentos afrodescendientes que en esta localidad son las tamboras; “Que son como que si fueran un culo e’ puya largos, pero cortados a la mitad, con su cuero de venado, con su madera de lano, que se consigue en las montañas y su drisa”. En la manifestación se utilizan tres tamboritas que se tocan con un laurel.
Las fulias son acompañadas por tres tamboras, que consta de “La Prima”, la cual lleva el canto; “El Pujao”, es el que va siempre llevando el fondo por sonar tan fuerte, y “El Repique”, es el que lleva el bajo, y estas tamboras hacen lo que es el toque del canto a la Cruz de Mayo.
En el caso de los cantos, el decimista y promesero Dervis Liendo, comentó que la composición de la décima, «Hay que rimarlo muy bien. Hay que rimar muy bien, la composición debe venir muy centrada para que no choque y no se distorsione la décima dentro del velorio».
Lamentó que a pesar de que es la tradición más larga, aquí en Naiguatá son muy pocos los velorieros; “Por eso es que estamos trabajando con los niños, para que nuestra tradición es imposible, que muera la tradición, para que no decaiga un poquito, saber en el futuro quién va a cantar, quién no va a cantar, quién se va a quedar con esto.
Asimismo, destacó que la devoción a la Cruz del Mayo en Naiguatá, “desde mi punto de vista, nace de la familia Sánchez Avilán”.
Las cantadoras de fulia más conocidas de Naiguatá son Antonia Hernández, Leandra Iriarte, la señora Ángela María Avilán de Sánchez y la señora Solana Machillanda, “Por supuesto que todavía nos queda una matrona que se llama Paula Iriarte, que está viva. Sin embargo, venimos de ese tren de mujeres cantadoras de fulia que nos dejan esta responsabilidad como tal”.
Esta tradición no se aplaude, no se baila, “más se goza y se canta”. Nosotros tenemos el respeto de saber qué vamos a hacer y qué vamos a decir durante esa tradición. Cuidamos mucho, tenemos el cuidado de que nuestras tradiciones se respeten porque valoramos lo que tenemos.
La celebración la realiza desde hace más de 50 años la señora Ivon Merentes, quien la recibió de su tía que la antecede. Ella continúa organizando la festividad a pesar de que en la actualidad ha tenido tres accidentes cerebrovasculares, sigue recorriendo el pueblo a buscar colaboraciones para atender a los asistentes.
Esta expresión cultural y religiosa tiene como motivo central ofrecer un homenaje a la naturaleza, dado que el mes de mayo da comienzo el período de lluvia. Es una celebración que combina fe, tradición y agradecimiento a la naturaleza, siendo una manifestación cultural y religiosa de gran importancia para el pueblo venezolano.
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