Terapia acuática promueve recuperación integral tras procedimientos quirúrgicos

La terapia acuática se consolida como una opción eficaz en procesos de rehabilitación postoperatoria, al ofrecer beneficios físicos y psicológicos respaldados por diversos estudios internacionales; especialistas coinciden en que esta modalidad permite una recuperación funcional más segura, con menor riesgo de recaídas o complicaciones.

La fisioterapeuta de Sutton Place Physical and Aquatic Therapy, Carol Stillman, destacó que el entorno acuático actúa como una compresión natural que favorece la circulación sanguínea y reduce el edema, síntoma frecuente en la fase postquirúrgica. Este tipo de estimulación acelera el proceso de recuperación al tiempo que mejora la movilidad en zonas afectadas.

Uno de los elementos diferenciadores del agua es su resistencia uniforme, que brinda un entorno controlado para el fortalecimiento muscular sin necesidad de ejercicios de alto impacto. Según la especialista en ortopedia pediátrica de NYU Langone Health, doctora Mara Karamitopoulos, la terapia acuática puede superar en eficacia a la rehabilitación en tierra para pacientes con movilidad reducida.

El medio acuático permite que personas operadas realicen movimientos antes imposibles fuera del agua. Gracias a la flotabilidad, el peso corporal se reduce y disminuye la carga sobre articulaciones y músculos. Esta característica ha posicionado a la terapia en piscina como alternativa accesible y segura para distintos perfiles de pacientes.

Además de los beneficios físicos, estudios clínicos indican que esta técnica contribuye a reducir trastornos emocionales como ansiedad y depresión. Un metaanálisis reveló que el ejercicio en agua resulta favorable en la recuperación psicológica postoperatoria, especialmente en las primeras etapas del proceso de sanación.

La temperatura del agua en piscinas terapéuticas entre 31 y 33°C colabora con la reducción de la inflamación y el dolor; esto facilita el tránsito a rutinas más exigentes. Este enfoque es aplicado en casos como la recuperación del manguito rotador, donde se requiere preservar el rango de movimiento sin comprometer el tejido en proceso de cicatrización.

En este contexto, un estudio realizado con 60 mujeres sobrevivientes de cáncer de mama evidenció que 12 meses de terapia acuática no solo mejoraron su condición física, sino que también redujeron niveles de fatiga, tensión y malestar emocional. La investigación comparó sus efectos con otras prácticas, como yoga o pilates, lo que mostró mejores resultados integrales.

Según Shea Andreone, instructora de fitness acuático en Estados Unidos, este tipo de ejercicios activa grupos musculares poco utilizados y estimula la liberación de dopamina, lo que potencia el bienestar general. Al reducir el estrés oxidativo y facilitar el descanso nocturno, la terapia en agua se proyecta como una herramienta integral en la recuperación postquirúrgica.

Fuente: Medios Internacionales

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