Padre Numa revela cadena de milagros que lograron beatificación del Médico de los Pobres

“José Gregorio sigue siendo el Santo del Pueblo venezolano, lo único es que se ha hecho justicia a un clamor del pueblo”, expresó este sábado el padre Numa Molina, al revelar durante un programa especial por Venezolana de Televisión la cadena de sucesos milagrosos para elevar a los altares al Médico de los Pobres, José Gregorio Hernández, el Siervo de Dios, con la que el Vaticano finalmente autorizó el 19 de junio de 2020 su Beatificación.

Molina dijo que, sin embargo, la veneración religiosa de los venezolanos hacia José Gregorio Hernández comenzó incluso antes de su muerte: “El primer paso es su testimonio de vida. José Gregorio ya tenía la fama de ser un gran cristiano, un médico muy bueno, una persona buena, era un ‘Pan de Dios’ como decimos en Venezuela”.

“Algo allí en su vida olía a evangelio, sus actitudes, su decisión de ayudar. Además era alguien con atrevimientos que tuvo Jesús, de lanzarse a hacer cosas distintas, no ir solo a la misa, porque había médicos cristianos, católicos, en Caracas pero él hizo algo distinto: su vida se convirtió en praxis”, detalló.

Un día antes de morir, cuando culmina la primera Guerra Mundial, José Gregorio reveló que había ofrecido su vida para que acabara aquella conflagración. “Y casualmente, al día siguiente, es atropellado por el vehículo aquél”, argumentó Molina.

Dijo que justamente ese día de luto y tristeza, comenzó la demostración popular por el Santo médico que ayudaba a los pobres y los curaba sin cobrarles nada, “el pueblo siguió visitándolo en su tumba, fue inmediato, al día siguiente del sepelio había flores y placas en el Cementerio General del Sur”.

La anécdota de los cronistas de la época indican que en su sepelio, el pueblo llano arrebató el ataúd a los organizadores oficiales de los actos fúnebres y multitudes acompañaron la ruta por las calles de Caracas hasta el Cementerio General del Sur, lugar que se convirtió en un insólito centro de peregrinaje que solo cesó cuando un incendio destruyó la capilla que allí fue levantada.

Luego fue trasladado a la Iglesia de la Candelaria, donde hoy la gente sigue pidiéndole sus favores y pagando sus promesas. José Gregorio es venerado en Venezuela pero también en países del sur y en las islas del Caribe, precisó el presbítero.

Cadena de Sucesos

Numa Molina revela que el proceso de canonización de José Gregorio Hernández tardó bastante.  Al comenzar el proceso lo primero que se logró fue la declaración como Siervo de Dios, pasan las décadas y en 1986 el Papa lo declara Venerable, y desde entonces el expediente se congeló, acumulando polvo y olvidado durante 34 años.

Las peticiones del Pueblo venezolano toman vigor cuando el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, el 17 de junio de 2013, meses después de ser elegido, visita al Papa Francisco y le obsequia una estatuilla del Médico de los Pobres y le comenta sobre el proceso engavetado de su canonización. En esta visita presidencial, el padre Numa Molina fue invitado a acompañar al Jefe de Estado y es cuando conoce por primera vez al santo pontífice.

El 14 de agosto de 2013, el Papa Francisco, en honor a la conversación con el presidente Maduro, invita a Molina en audiencia privada en Roma. El padre venezolano le documenta sobre la vida de José Gregorio, un médico laico que ayudaba a los pobres y velaba por la unión y la paz y que era muy venerado por el pueblo.

“José Gregorio Hernández es bálsamo de paz, no perdamos de vista eso, quiero decírselo a todos los venezolanos tengan partidos políticos o no tenga, José Gregorio tenemos que verlo como signo de paz y de unión”, manifestó el clérigo.

“No olvido nunca el gesto del Papa, quien le dio con la yema de los dedos a la mesita que estaba en la sala y me dijo: “esos hombres unen a los pueblos. Encárgate a ver en qué estado está esto”, testimonió el cura jesuíta.

Agregó “que yo reciba una orden como jesuíta, así del Papa, es una Misión”, sin embargo, meses después tuvo que escribirle al Papa que no pudo completar lo que le pidió por inconvenientes dentro del proceso interno que llevaba la iglesia en Venezuela y el equipo de postulación donde él no estaba incorporado.

Así pasó el tiempo, los años 2013, 2014, 2015 y en 2016 acontece un encuentro revelador, casi milagroso, entre el padre Numa Molina y el doctor Alexander Krinitzki, médico tratante de Yaxury Solórzano, una niña en el estado Apure que había recibido un balazo en la cabeza y quien prácticamente ingresó a la unidad de terapia intensiva de un hospital de San Fernando sin posibilidades de sobrevivir.

“No sé como nos puso Dios en ese camino a dos médicos amigos. Ángel Chacón, un neurocirujano amigo me puso en contacto con Krinitzki y un día estamos compartiendo un café y es cuando él me narra lo que pasó”.

“Luego se dio el proyecto de Dios, lo llamo yo”, dijo Numa Molina.

La conversación fue narrada por el propio doctor Krinitzki, en llamada telefónica al programa de Venezolana de Televisión.

José Gregorio, échame una manito

Padre Numa revela cadena de milagros que lograron beatificación del Médico de los Pobres José Gregorio Hernández

El doctor Alexander Krinitzki confirmó lo dicho por el padre Numa, y aseveró que todo el proceso fue una verdadera “sumatoria de sucesos”.

En San Fernando de Apure, el equipo médico que encabezaba recibió en estado crítico a la niña de 10 años, a quien le hicieron una tomografía de la cabeza destrozada. “En quirófano había mucho desánimo porque tenia mucho daño en el cráneo”.

La madre quedó en la puerta del quirófano, mientras los médicos hicieron lo que pudieron y luego la paciente fue regresada a la Unidad de Terapia Intensiva (UTI), contó.

Doce días después, la madre lleva a la niña totalmente recuperada. El médico no la reconoce, cuando al final la identifica le hace un video con su celular y corrobora que está completamente sana con la cicatriz de la cirugía practicada en su cabeza.

“Le grabé un video, me impresionó la extraordinaria evolución. Pero luego perdimos el contacto por más de año y medio”, reflexiona el médico.

Tras el encuentro fortuito con el padre Numa, le cuenta todo el relato sobre la niña, y el sacerdote le pregunta si la madre se había encomendado a la Virgen, a un santo o pidió la intervención de Dios para salvar a su hija. Hasta ese momento el médico no sabía y quedaron en que si los volvía a ver preguntaría.

Dos días después la madre aparece con la niña al consultorio del doctor, espontáneamente y sin cita previa. Allí el médico le pregunta la interrogante de Numa Molina. “La mamá me dice que ella pidió el milagro a José Gregorio Hernández cuando entramos a quirófano. Ella dice que sintió su presencia, le tocó el hombro y le dijo que todo iba a salir bien”.

Una placa importante

Mucho después, el médico recibió una llamada de un representante del Tribunal Eclesiástico que iba a investigar el posible milagro de José Gregorio Hernández que se encontraba en Maiquetía, estado La Guaira.

Era el padre Geraldino quien pedía que le enviara con carácter urgente la tomografía preoperatoria de la niña, cuando ingresó al hospital. Era un documento importante para ser anexado al expediente y pasarlo a la Comisión Médica del Vaticano.

“Le dije que lo había perdido. En mi casa, frente al espejo, le digo: bueno, José Gregorio, mete tu mano para que aparezca la tomografía, que nos conviene a todos”.

Un minuto después, la esposa del médico le muestra una placa que encontró en una caja de juegos de su hijo de cuatro años. “No sabemos cómo llegó allá. La metimos en la computadora y estaba como recién hecha. Nos dejó a todos sorprendidos”.

De inmediato llamó al padre Geraldino para enviárselo por medios electrónicos, y esto sirvió para que José Gregorio Hernández fuera declarado el 19 de junio, como Beato de Venezuela.

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