Cuida tu refrigerador para que no sea un caldo de cultivo de bacterias

La cocina suele ser el corazón del hogar, el lugar donde se reúnen las familias y se inician las comidas. ¿Pero cuál es el punto de partida de todo? El refrigerador. Allí es donde almacenamos de forma segura gran parte de nuestros alimentos. Y a medida que la tecnología avanza, los refrigeradores se vuelven más inteligentes: pueden controlar el inventario, sugerir recetas e incluso mostrar las noticias.

Sin embargo, de todas sus características, la temperatura es la más crucial. Confiamos en los refrigeradores para mantener los alimentos frescos, pero si la temperatura no es la adecuada pueden hacer lo contrario: convertirse en incubadoras de bacterias.

A los microbiólogos eso puede parecerles fascinante, pero definitivamente no es ideal para las salchichas que compraste en el mercado de tu comunidad. Al analizar muchos hogares vimos que la temperatura promedio en los refrigeradores es de 5,3 °C, justo por encima del rango de seguridad recomendado de 0 a 5 °C.

Controla las bacterias

Aquí tienes algunas maneras sencillas de mantener tus alimentos frescos y seguros:

  1. Minimiza las veces que abres la puerta. No dejes el refrigerador abierto todo el tiempo mientras colocas la compra.

  2. Usa un organizador giratorio. Te ayudará a encontrar más rápido la botella de salsa que buscas en un estante lleno de productos.

  3. Limpia las juntas de goma de la puerta. Cada pocos meses revisa si hay moho o suciedad y asegúrate de que las juntas cierren bien.

La temperatura también varía dentro del refrigerador. El punto más frío suele estar en la parte trasera, mientras que el más cálido está en la puerta. Por eso es mejor guardar productos como la leche o la carne cruda cerca de la parte trasera, no en la puerta. La puerta es perfecta para la mantequilla o los refrescos.

Cómo reducir el riesgo de contaminación

  1. Mantén los alimentos crudos, como la carne y el pescado que necesitan cocción, separados de los alimentos listos para comer, como frutas o sándwiches.

  2. Guarda la carne y el pescado crudos en el estante inferior del refrigerador. Así, si se derrama algún jugo, no goteará sobre otros alimentos.

  3. Consume los productos listos para comer dentro de cuatro horas de sacarlos del refrigerador.

  4. Lávate las manos regularmente con agua y jabón antes, durante y después de preparar las comidas.

  5. Sigue las instrucciones de cocción del envase, cuando corresponda.

Mejorar tus hábitos con relación a tu refrigerador puede no parecer emocionante, pero ayuda a que los alimentos se mantengan frescos por más tiempo, tu nevera funcione de manera más eficiente y, lo más importante, protege tu salud y la de tu familia.

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