Prueba auditiva podría detectar el autismo en recién nacidos
La audición y otros sistemas sensoriales son diferentes en los niños y adultos con autismo respecto a las personas sin el trastorno, según muestran numerosos estudios sobre el tema. Ahora, científicos de la Universidad de Miami y la Escuela de Medicina de Harvard que han analizado las respuestas a test estándar a los que se somete a millones de recién nacidos en todo el mundo están más cerca de detectar signos tempranos de autismo, incluso justo tras el nacimiento del bebé.
Los hallazgos del estudio, que se han publicado en Autism Research, pueden servir como orientación para nuevas investigaciones y facilitar la posibilidad de identificar mejor a los neonatos con un elevado riesgo de autismo utilizando test de audición estándar.
Los investigadores señalan que estos test de otoemisiones acústicas ya son ampliamente utilizados para determinar la pérdida de audición en recién nacidos. Estas pruebas funcionan midiendo la respuesta acústica del tronco encefálico del cerebro que valora cómo funciona el oído interno del bebé y la respuesta de su cerebro al sonido.
La forma de procesar el sonido se asoció al riesgo de autismo
Para realizar el estudio, los investigadores analizaron grandes bases de datos de Florida en las que se incluía a bebés que habían sido sometidos a este tipo de pruebas para detectar discapacidad auditiva. Generalmente, los test se habían llevado a cabo en salas de maternidad de hospitales, y con ellos se había obtenido un registro de la actividad del nervio auditivo de los niños expuestos a sonidos transmitidos por electrodos colocados en su cuero cabelludo. Dichos sonidos eran muy suaves y podían reproducirse mientras los bebés dormían.
Los recién nacidos que más tarde fueron diagnosticados con autismo habían tenido respuestas cerebrales más lentas a los sonidos durante los test de otoemisiones acústicas. Así lo refirió el sitio web consultas.
Estos científicos analizaron casi 140.000 registros acústicos de niños nacidos en Florida y compararon los datos con registros del Departamento de Educación de Florida en el que se incluía a los niños con discapacidades del desarrollo. Esto les permitió comprobar que los recién nacidos que más tarde fueron diagnosticados con autismo habían tenido respuestas cerebrales más lentas a los sonidos durante los test de otoemisiones acústicas.
Elizabeth Simpson, profesora asociada en el Departamento de Psicología del Colegio de Artes y Ciencias y una de las autoras del trabajo, cuyas investigaciones se han centrado en la comprensión del desarrollo social y cognitivo infantil, ha explicado que encontraron 321 niños que habían sido sometidos a estas pruebas de audición y fueron diagnosticados con autismo en edad preescolar.
Y añade que ahora saben que los trastornos del espectro autista (TEA) están conectados con la forma en que los niños procesan el sonido, ya que incluso aunque su audición sea normal pueden procesarlo de forma diferente, por lo que solo necesitan aprender a utilizar estos test neonatales para identificar a los niños en riesgo de desarrollar TEA.
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