Presidente del Líbano no descarta probabilidad de impacto de misil en explosión del puerto de Beirut
El presidente de Líbano, Michel Aoun, no descarta la posibilidad del impacto de un cohete o bomba como causa de la devastadora explosión en el puerto de Beirut.
“La causa de la explosión aún no ha sido determinada, ya que existe la probabilidad de la intromisión de fuerzas externas mediante el uso de un misil, una bomba u otros medios”, informó este viernes el mandatario libanés.
Aoun aseguró que la investigación sobre las causas exactas de la gigantesca explosión que sacudió el martes Beirut (capital libanesa) aún está en marcha e incluirá a los funcionarios directos hasta llegar a la justicia, reportó HispanTV en su página web en español.
El mandatario libanés adelantó que solicitó a su homólogo francés, Emmanuel Macron, las imágenes satelitales del momento de la explosión y subrayó que, en caso de no poder obtenerlas por parte de Francia, pedirá la ayuda de otros países “para determinar si se trató de un ataque externo o un incendio”.
Prometió también que nadie puede empujarle a cometer un error ni a obligarle a ocultar las verdades sobre la tragedia, causada por la explosión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas en el puerto de Beirut.
De igual modo, declaró que la pesquisa contempla también la posibilidad de negligencia por parte de los responsables por el manejo del nitrato de amonio o bien la de un accidente.
Los expertos libaneses culpan a los elementos corruptos en el país más que a nadie por lo del puerto de Beirut, y no rechazan la hipótesis de intervención externa.
Tal y como indican los expertos, el siniestro —que ha dejado al menos 157 muertos, unos 5.000 heridos y 300.000 desplazados— podría ser un plan de Estados Unidos e Israel.
De hecho, Washington y el régimen de Tel Aviv serían los mayores beneficiados con la tragedia de Beirut, dado su fracaso en desestabilizar al Líbano con sanciones ilegales y otras agresiones aplicadas a lo largo de los años.
Además, el incidente supone una oportunidad para Israel de salir ileso de “la venganza” que esperaba por parte del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), tras el asesinato de uno de sus combatientes durante un ataque aéreo en Siria.