Presidente argentino culpa a su vicepresidenta por escándalo en el Congreso

El presidente argentino Javier Milei responsabilizó a la vicepresidenta Victoria Villarruel por haber convocado a la sesión del Senado que culminó con la expulsión de un legislador aliado al oficialismo, quien había sido detenido con 200.000 dólares sin declarar.

El Gobierno de Javier Milei pasó de la euforia al caos en cuestión de días. El oficialismo no había terminado de celebrar su primer año de gestión cuando quedó atrapado en una encerrona autoinfligida, con la inflamable interna en el binomio presidencial como protagonista.

Tras la decisión del Senado nacional de expulsar a Edgardo Kueider, legislador aliado al Ejecutivo que fue descubierto en Paraguay con 200.000 dólares sin declarar, el presidente cargó directamente contra su vicepresidenta, Victoria Villarruel, a quien responsabilizó por haber posibilitado la votación de la Cámara alta que culminó con la remoción del inefable congresista.

El argumento es estrictamente jurídico. Milei sostuvo que la sesión en la que se destituyó a Kueider es «inválida», dado que Villarruel —en lugar de conducir el Senado, como indica su función— debió haber asumido el Poder Ejecutivo en reemplazo del presidente, quien para esa hora ya había despegado hacia Italia para participar de una cumbre con la primera ministra Giorgia Meloni.

«En el momento en que yo entro de viaje, automáticamente se produce la acefalía; entonces queda a cargo del Ejecutivo la vicepresidenta. Si preside la sesión del Congreso, trabaja en el Legislativo, pero al mismo tiempo es presidente de la nación interina. Eso viola la división de poderes. La sesión es inválida», sostuvo el mandatario en declaraciones para la radio.

Los dichos de Milei revisten una gravedad institucional mayúscula. Si la Justicia determinara que su denuncia es válida, Villarruel podría ser acusada por incumplimiento de los deberes de funcionaria pública o usurpación de cargo. Lo cierto es que la vicepresidenta encabezó la sesión y recién firmó el acto de traspaso de mando provisional siete horas después de que Milei despegara hacia Italia, cuando la suerte de Kueider estaba echada.

Los constantes cambios de posicionamiento del oficialismo respecto al caso Kueider lucen, cuanto menos, desconcertantes. Con el objetivo de proteger al legislador aliado, inicialmente el oficialismo había propuesto que se lo sancionara con una suspensión provisoria. Sin embargo, al notar el aluvión de críticas en el Senado, el bloque de La Libertad Avanza terminó inclinándose por la posición mayoritaria que reclamaba la expulsión, tal como confesó el congresista Ezequiel Atauche.

Pese a que los senadores del Gobierno terminaron con el voto a favor de la remoción de Kueider y hasta defendiéndolo discursivamente, el propio presidente Milei impulsó la anulación de la sesión y alentó un nuevo capítulo de la interna a cielo abierto librada con su vicepresidenta.

Fuente: Sputnik

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