Conozca las operaciones encubiertas de la CIA en América Latina
«No podemos ni confirmar ni desmentir que esos archivos existen». Esto fue lo que durante años respondió la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos (EE. UU.) cuando se le preguntaba por la que fue una de sus primeras operaciones encubiertas en América Latina: la intervención en la caída del presidente de Guatemala, Jacobo Arbenz en 1954.
No fue hasta décadas después, en 1997, cuando la CIA desclasificó solo parcialmente algunos documentos de sus operaciones en Guatemala, llamadas PBFortune y PSBSuccess.
Parece que en la segunda presidencia de Donald Trump no habrá tanto secretismo, pues confirmó la información publicada inicialmente por The New York Times, que revela que había autorizado a la CIA a llevar a cabo operaciones encubiertas dentro de Venezuela, lo que reaviva el recuerdo de la época en que Washington intentaba dirigir el destino de lo que consideraba su «patio trasero» latinoamericano a través de acciones secretas.
Desde su fundación en 1947, además de recopilar y analizar información de todo el mundo relevante para la seguridad nacional de EE. UU. la CIA ha llevado a cabo también operativos clandestinos en otros países que condicionaron su historia.
En el contexto de la Guerra Fría, la CIA se volcó en un esfuerzo por contener la expansión del socialismo y evitar que en diferentes países se instalaran regímenes afines a la antigua URSS, el gran rival de Estados Unidos entonces.
América Latina fue una de las regiones donde la CIA tuvo una mayor y más polémica actividad. Es imposible enumerar todos los intentos de la CIA de interferir en América Latina, pero algunos episodios están ahora bien documentados. En general, los documentos clasificados del Gobierno de EE. UU. deben abrirse al público después de un cierto período de tiempo, aunque hay variaciones según el caso.
Hoy se sabe que la CIA brindó apoyo a varios grupos políticos y gobiernos extranjeros, tanto con operaciones paramilitares a través del Centro de Actividades Especiales como con participación en entrenamiento, planificación y desarrollo técnico.
Operaciones encubiertas en América Latina:
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Guatemala, 1954
En mayo de 1997, la CIA publicó un informe con mil 400 páginas de unas 100 mil existentes sobre lo que se llamó el «programa de desestabilización guatemalteco».
Jacobo Arbenz, elegido en 1950 con el apoyo del ejército y partidos de izquierda, entre ellos, el Partido Comunista Guatemalteco, había llegado al poder con un programa progresista cuyo proyecto central era una reforma agraria que lo llevó a enfrentarse con la United Fruit Company: trató de expropiar tierras ociosas y exigir el pago de impuestos a esta multinacional que se dedicaba a la producción y comercialización de frutas tropicales.
Washington afirmó que había influencia soviética en Guatemala, aunque los dos países ni siquiera tenían relaciones diplomáticas.
Según el periodista William Blum (1933-2018), autor, entre otros, de «La CIA: una historia olvidada», lo que motivó la intervención en Guatemala fue la presión de la United Fruit Company, que se sentía perjudicada por las políticas de reforma agraria que habían expropiado parte de sus tierras.
Blum dijo que esta operación terminó por ser un modelo para otras intervenciones en América Latina, con subterfugios que incluían sobornos a oficiales del ejército local, inversión en campañas de radio y periódicos contra el Gobierno guatemalteco e influencia diplomática.
Según los documentos de la CIA, se consideraron planes para asesinar a Arbenz hasta el mismo día en que dimitió y se fue al exilio. Asimismo, los archivos de inteligencia, mostraban la actuación de la CIA en Guatemala empezó con el presidente Harry S. Truman y siguió con Dwight D. Eisenhower, y tuvo un presupuesto de US$ 2,7 millones de dólares para guerra psicológica, acción política y subversión.
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Cuba
La CIA ha prestado especial atención a Cuba desde la revolución que transformó la isla caribeña en un país socialista en 1959. Blum comenta que la agencia estadounidense hizo «todo lo que estuvo a su alcance» para evitar que el Gobierno de Fidel Castro tuviera éxito, de igual forma habría estado involucrada en el sabotaje de bienes destinados a Cuba, para orquestdo los embargos comerciales decretados por el Gobierno de EE. UU. contra el país e incluso planeado intentos de asesinato contra Castro y otros altos funcionarios cubanos.
El episodio más emblemático y visible fue el intento fallido de invadir Bahía de Cochinos, en el suroeste de Cuba, en abril de 1961. Entonces, un grupo paramilitar de exiliados cubanos, entrenados y dirigidos por la CIA y con el apoyo del ejército estadounidense, intentó atacar la isla con el objetivo de derrocar a Castro.
Según información del Archivo de Seguridad Nacional de EE . UU., con base en los documentos de la CIA que habían sido desclasificados, el Gobierno estadounidense aprobó un programa para apoyar a la oposición castrista en octubre de 1959, es decir, 10 meses después de la revolución que instaló el régimen en la isla. En diciembre, un memorando del servicio de inteligencia estableció formalmente la idea de que Castro había establecido en la isla una dictadura orientada a la extrema izquierda.
Al mes siguiente, la CIA creó un grupo de trabajo con el objetivo de derribar al Gobierno cubano. Según estos documentos, el entrenamiento de los paramilitares comenzó oficialmente en marzo de 1960, con 300 guerrilleros seleccionados y preparados por la agencia y la instalación de una estación de radio con un alcance poderoso en una isla cerca de la costa de Honduras.
Según los archivos, el 17 de marzo, una reunión en el Despacho Oval con altos funcionarios de seguridad nacional aprobó un «documento de política de la CIA titulado ‘Un programa de acción encubierta contra el régimen de Castro'».
«El plan de la CIA implicaba cuatro líneas principales: formar un grupo de oposición moderado en el exilio, cuyo lema sería restaurar la revolución que Castro traicionó; crear una estación de radio de onda media para transmitir a Cuba (…); crear una organización secreta de inteligencia y acción dentro de Cuba, que responda a las órdenes y direcciones de la oposición en el exilio; y comenzar a entrenar una fuerza paramilitar fuera de Cuba y, en una segunda fase, entrenar cuadros paramilitares para su despliegue inmediato en Cuba para organizar, entrenar y dirigir las fuerzas de resistencia reclutadas allí», resume el memorando.
En total, la CIA entrenó a mil 297 guerrilleros, la mayoría cubanos que vivían en Miami. La operación tuvo lugar entre el 15 y el 20 de abril y los combatientes fueron derrotados por las fuerzas armadas cubanas.
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Bolivia y la muerte del Che
La captura y posterior ejecución del mítico guerrillero argentino Ernesto «Che» Guevara en Bolivia en octubre de 1967 es uno de los episodios más comentados y polémicos de las acciones de la CIA en América Latina.
Documentos desclasificados de la CIA mostraron que la agencia colaboró con el batallón boliviano que atrapó y mató al Che, como parte de sus esfuerzos por evitar que los movimientos revolucionarios de izquierda triunfaran en el país andino.
En 1964, la CIA había financiado y apoyado el golpe militar contra el presidente Víctor Paz Estenssoro. De acuerdo con documentos desclasificados de la CIA, la agencia financió al exmilitar de derecha René Barrientos Ortuño, que presidiría el país entre 1964 y 1965, y de 1966 a 1969.
El agente de la CIA, Félix Rodríguez, fue uno de los que atrapó y custodió al líder revolucionario en las horas previas a su deceso, según han confirmado él mismo y documentos desclasificados. Guevara había pasado a la clandestinidad desde su salida de Cuba dos años antes y los analistas de la CIA llevaban tiempo tras su rastro.
La documentación muestra que el entonces presidente estadounidense Lyndon Johnson fue frecuentemente informado sobre el paradero de Guevara y la preocupación en Washington porque sus actividades alentaran movimientos revolucionarios de izquierda en la región.
La diminuta guerrilla, apenas media docena de combatientes según algunos informes de la época, con la que el Che había iniciado un conato de insurgencia contra el Gobierno del general René Barrientos en Bolivia suponía un gran motivo de preocupación en Washington, que recibió un requerimiento de Barrientos para enviar hombres y armas a combatir a los rebeldes.
La documentación también incluye los informes entregados a Johnson para dar cuenta de los últimos días y el deceso del Che. En ellos se refleja que, aunque la CIA colaboró en su captura, la decisión de ejecutar al Che partió del alto mando militar boliviano, una versión corroborada después por Félix Rodríguez y otros implicados.
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Chile y Uruguay
La participación de la CIA en el golpe de Estado durante el cual falleció el autoproclamado presidente marxista Salvador Allende es uno de los casos más conocidos y documentados. En 1974, The New York Times reveló la interferencia estadounidense.
El diario publicó la transcripción de un audio en el que el entonces secretario de Estado Henry Kissinger decía: «No veo por qué tenemos que quedarnos de brazos cruzados y ver cómo un país se convierte en comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo».
«El caso más exitoso fue la intervención de los estadounidenses en el Chile de Allende, con apoyo logístico y militar para su derrocamiento», dice Missiato.
Natalino corrobora que los casos exitosos para Washington se produjeron cuando hubo «movimientos coordinados de la agencia de inteligencia con elementos internos de estos países».
La CIA habría invertido millones de dólares entre 1970 y 1973 para deslegitimar al Gobierno de Allende. Y esto habría preparado el terreno para el golpe y ascenso del dictador Augusto Pinochet Ugarte, que se mantuvo en el poder durante casi 17 años pese a las violaciones de derechos humanos cometidas durante su Gobierno.
En Uruguay, gobernado por una dictadura militar de 1973 a 1985, hay indicios de que la CIA participó principalmente en la creación de una oficina de seguridad en Montevideo que, en los 10 años anteriores al golpe, entrenó la Policía para que pudiera contener a los rebeldes y guerrilleros de izquierda. La agencia estadounidense habría proporcionado equipos y manuales al ejército uruguayo.
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Ecuador y Perú
«Las operaciones de la CIA se infiltraron en los más altos niveles de los gobiernos latinoamericanos, en casi todas las organizaciones políticas importantes e incluso ubicaron infiltrados en puestos de control financiero dentro de los grupos objetivo. Esto le dio a la CIA acceso a información sensible, como los programas de trabajo del Partido Comunista o detalles de reuniones internas», comenta Dolores Garcia, de la firma de seguridad Grey Dynamics.
Según Blum, la CIA se infiltró en el Gobierno ecuatoriano entre 1960 y 1963, para crear agencias de noticias y emisoras de radio, y organizar ataques contra organizaciones conservadoras de los que luego culpó a grupos guerrilleros de izquierda.
Su sucesor, Carlos Julio Arosemena Monroy, sufriría un golpe militar tras romper relaciones diplomáticas con Estados Unidos y declarar su apoyo al régimen de Castro en Cuba.
Según varios reportes, el régimen militar ecuatoriano se consolidó con el apoyo técnico de la CIA. Al mismo tiempo, la CIA suministró armas al Ejército peruano y entrenó a su personal con el objetivo de combatir los movimientos guerrilleros de izquierda en el país.
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Régimen militar en Brasil
Varios historiadores han estudiado el apoyo del Gobierno de Estados Unidos al golpe militar que estableció una dictadura en Brasil. Rómulo Dias, profesor de Política Internacional en Espaço Zeitgeist, un centro brasileño de estudios diplomáticos, le dijo a BBC News Brasil que la lucha contra el avance del comunismo llevada a cabo por la CIA no se hizo de manera abierta, sino que «se basó en operaciones encubiertas, actos de sabotaje, campañas psicológicas, apoyo a grupos armados».
Los documentos indican que la CIA empezó a seguir más de cerca la política brasileña desde que João Goulart alcanzó la presidencia en 1961. Los estadounidenses veían con preocupación su plataforma reformista de limitación a las ganancias de las multinacionales y nacionalización de empresas. Goulart también se negó a romper relaciones diplomáticas con Cuba.
La CIA financió campañas de parlamentarios opuestos al Gobierno de Goulart y también propaganda que debilitó su imagen. También hay indicios de que la agencia estadounidense ha mediado en el financiamiento realizado por empresarios norteamericanos al Instituto Brasileño de Acción Democrática (IBAD), una organización anticomunista que funcionó de 1959 a 1963. También estuvo involucrada en la Operación Hermano Sam, en la que el Gobierno de EE. UU incluso autorizó el envío de portaaviones y material de guerra para apoyar el golpe militar de 1964, un esfuerzo que terminó abortado a mitad de camino.
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República Dominicana
Un memorando interno de la CIA afirma que una investigación llevada a cabo en 1973 reveló una «participación bastante extensa» de la agencia con conspiradores vinculados al asesinato del dictador Rafael Trujillo Molina, que gobernó República Dominicana durante 31 años.
Según este documento, la CIA actuó para «cambiar» el Gobierno de la República Dominicana. Al asumir el cargo en 1963, el presidente Juan Emilio Bosch Gaviño abogó por la reforma agraria, viviendas asequibles, la limitación de la inversión extranjera y la nacionalización de empresas. Después de un año en el poder fue depuesto con el apoyo de la CIA, según Blum.
El servicio de inteligencia estadounidense supuestamente invirtió en propaganda para deslegitimar el Gobierno de Bosch. «La CIA llevó a cabo una extensa propaganda anticomunista, utilizando diversos medios, como periódicos, radio, películas, folletos, carteles, volantes y murales. Esto incluyó la creación de campañas de intimidación para infundir miedo, especialmente en las mujeres, usando imágenes de tanques soviéticos o pelotones de fusilamiento», explica García.
Fuente: Medios digitales
VTV/RIRV/DS/DB/