¿Neuronas de buenos recuerdos y de malos se pueden potenciar artificialmente?

Unos científicos han constatado que es posible potenciar artificialmente los recuerdos de cosas buenas para debilitar los de cosas malas.

La memoria humana es más como una libreta de dibujos y anotaciones que como una videocámara. Esta naturaleza maleable de la memoria es a la vez una bendición y una maldición: es malo que recordemos detalles falsos, pero es bueno que nuestro cerebro tenga la capacidad natural de moldear los recuerdos para hacerlos menos potentes, especialmente si son de algo aterrador o traumático.

¿Sería posible utilizar la naturaleza maleable de nuestros recuerdos en nuestro beneficio, como una forma de curar trastornos de salud mental como la depresión y el trastorno por estrés postraumático? Eso es exactamente en lo que está trabajando un equipo integrado, entre otros, por Steve Ramirez y a Monika Shpokayte, ambos de la Universidad de Boston, así como Stephanie Grella, de la Universidad Loyola en Chicago, en Estados Unidos ambas instituciones.

Después de dedicar mucho tiempo a estudiar la memoria de los ratones, han descubierto no solo dónde almacena el cerebro los recuerdos positivos y los negativos, sino también cómo “bajar el volumen” de los recuerdos negativos para que los percibamos menos: “subiendo el volumen” de otros más felices, también artificialmente.

Uno de los pasos más importantes hacia el uso de la memoria para tratar los trastornos relacionados con ella es averiguar dónde exactamente se almacenan los recuerdos positivos y los negativos en el cerebro, y cómo distinguir entre ambos tipos de recuerdos.

Los recuerdos se almacenan en todas las áreas del cerebro, y los propios recuerdos individuales existen como redes de células llamadas engramas. El laboratorio de Ramírez está especialmente interesado en las redes de recuerdos situadas en el hipocampo del cerebro, una estructura con forma de anacardo, que almacena información sensorial y emocional relevante para forjar recuerdos y rememorarlos.

Ramírez, Shpokayte y sus colegas se han centrado en las diferencias fundamentales de tipo molecular y genético entre los recuerdos positivos y los negativos, descubriendo que ambos tipos son en realidad sorprendentemente distintos en múltiples aspectos.

Resulta que los recuerdos con fuerte carga emocional, como suelen serlo los de sucesos felices y los de sucesos trágicos o aterradores, cuentan con arquitecturas de estructura físicamente distintas que las conformadas por otros tipos de células cerebrales, y además los buenos se almacenan en estructuras distintas de las que sirven para almacenar los malos.

Los autores del estudio descubrieron que las células cerebrales usadas para recuerdos negativos son diferentes en casi todos los aspectos de las empleadas para recuerdos positivos: se almacenan mayormente en sectores diferentes dentro del hipocampo, se comunican con otras células utilizando tipos diferentes de vías e incluso su maquinaria molecular parece ser distinta.

VTV/CC/EMPG

Fuente: NCYT