El español había mostrado su inconformidad, porque no le gusta jugar en la noche, pues la humedad, el frío y otros factores que afecta la calidad de su juego, pero en este duelo ante Djokovic parece que nada de eso influyó.
A pesar de que el día antes, él mismo dijo que el serbio era «claramente favorito», sobre todo por sumar una buena racha de nueve triunfos al hilo y no haber cedido un solo set en los últimos encuentros. Pero todo eso lo tiró por tierra, nunca mejor dicho, el mallorquín, una vez enfrentados en la pista Philippe Chatrier.
Este sin lugar a dudas fue un enfrentamiento muy exigente para Nadal en muchos aspectos, pero sobre todo porque padece la enfermedad de Müller-Weiss, que ya lo alejó de las canchas por casi seis meses a mediados del año pasado y le causó problemas hace apenas unas semanas.