Tras 3 años de juicio condenan a curas por abuso de niños sordos en Argentina

Los curas Horacio Corbacho (59 años) y Nicola Corradi (83) fueron condenados por la justicia argentina por abusar de niños sordos en un internado religioso de la provincia de Mendoza, a 45 y 42 años de prisión, respectivamente.

En este juicio fue clave la participación de la Iglesia Católica en mantener en reserva las denuncias con los implicado, así como también el aprovechamiento de los condenados respecto a su posición de poder, y la vulnerabilidad de las víctimas.

Tanto Corbacho como Corradi lograron mantener sus aberrantes actos bajo el manto del silencio ya que, por la condición de hipoacúsicos de los niños, y por la prohibición de utilizar lenguaje de señas en el recinto, no podían ser denunciados, refiere el portal web de RT

No se trató, sin embargo, de hechos individuales, aislados dentro del instituto, o que nadie conocía. Por el contrario, la investigación arrojó que había toda una estructura al servicio de las depravaciones de los sacerdotes y otras personas que también participaban de los delitos.

Así, el jardinero Armando Gómez (59), quien trabajaba en la institución católica, recibió una pena de 18 años de prisión. Previamente, otro de los imputados, el monaguillo Jorge Bordón, se había declarado culpable de abusar de cinco menores, y fue condenado a 10 años de cárcel en un juicio abreviado.

Los relatos de las víctimas, hoy mayores de edad, son coincidentes. La mayoría menciona un sitio específico donde eran llevados los niños para ser sometidos a diversos vejámenes: un altillo situado en el fondo del predio, al que llamaban ‘La casita de Dios’. Según reveló el fiscal que inició la investigación, Fabricio Sidoti, «las víctimas veían a través de las rendijas de la puerta lo que pasaba». 

Violaciones, tocamientos, pornografía, amenazas. Todo ocurría en esa sala del terror o, en medio de la madrugada, en las habitaciones donde dormían los niños.

Algunos de las víctimas han contado que fueron encadenados por los curas, quienes también los obligaban a tener relaciones con varias personas a la vez, o a tener sexo entre ellos mismos mientras sus abusadores observaban. En los allanamientos al Instituto, los investigadores han encontrado cadenas y material pornográfico, entre otros elementos probatorios.

Antes de ello, el empleado administrativo J.O, también involucrado, fue declarado inimputable, dado su retraso madurativo severo y su discapacidad en la comunicación.

Por otra parte, la monja nacida en Japón, Kumiko Kosaka, acusada de ser cómplice y de elegir a los niños que serían abusados, de acuerdo a su nivel de sumisión a los golpes, espera en prisión domiciliaria el comienzo de un segundo juicio, que se celebrará en 2020. 

El caso se destapó en 2016, gracias al testimonio de una de las víctimas, hoy de 19 años, que dijo haber sido violada por Corbacho cuando tenía 5. Pero luego, más de 20 personas decidieron denunciar y sumaron testimonios escalofriantes sobre los abusos sexuales que sufrieron, cuando tenían entre 7 y 17 años de edad, de parte de los clérigos, que estaban a cargo de niños y adolescentes sordos y de escasos recursos.