Ingenieros desarrollan impresora 3D de alimentos que incluye un método de cocción a base de láseres

Un equipo de ingenieros de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, desarrollaron una impresora de alimentos que incluye un método de cocción a base de láseres con distintas longitudes de onda, que permite cocinar los alimentos de forma óptima para que mantengan sus propiedades organolépticas y nutricionales, así como una textura y sabor atractivo al paladar.

Durante las pruebas, detalló la universidad que los científicos utilizaron un láser de luz azul y dos de luz infrarroja para cocinar muestras de pollo de 3 milímetros de espesor impresas en 3D, y evaluaron un conjunto de parámetros, como la profundidad de la cocción, el desarrollo del color, la retención de la humedad o el cambio de la textura, entre otros.

Tras analizar los resultados, los investigadores descubrieron que las muestras cocinadas con láser se encogieron un 50 % menos y retuvieron el doble de humedad en comparación con las sometidas a métodos de cocción tradicionales; además, notaron que ambas técnicas produjeron un sabor similar en los trozos de pollo.

Asimismo, observaron que las diferentes longitudes de onda de los láseres cocinan los alimentos a distintas profundidades: mientras que la luz azul es ideal para cocer el interior de la carne, las luces infrarrojas resultaron mejores para dorar la superficie, por lo que los mejores resultados fueron obtenidos al mezclar los distintos láseres.

«Nuestros dos catadores ciegos prefirieron la carne cocinada con láser a las muestras cocinadas de forma convencional, lo que demuestra que esta tecnología es prometedora», comentó el coautor de la investigación, Jonathan David Blutinger.

«Lo que todavía no tenemos es lo que llamamos ‘Food CAD’, una especie de Photoshop de los alimentos. Necesitamos un software de alto nivel que permita a las personas que no son programadores o desarrolladores de software diseñar los alimentos que desean», apuntó Hod Lipson, otro de los autores de la investigación publicada recientemente en Nature. /AD/JML

Fuente: RT