“Gracias por los favores recibidos” (Crónicas)
“Santo José Gregorio/ Santo José Gregorio/ Siervo de Dios/ El ejemplo del cielo/ Protector de los pobres/ Salvador de los enfermos/ Yo te canto y te venero porque sé de tus bondades/ Los milagros y tu credo/ Hoy te canto por los míos/ Por mi patria y por su suelo/ Ayúdanos en el cielo con tu casta santidad/ A realizar nuestro anhelo de vivir por siempre en paz”.
Así reza el bolero plegaria compuesto e interpretado por el patriota borincano Daniel Santos.
La canción fue prohibida, se intentó negar una verdad que tardó largo tiempo en aceptarse. Castigando al autor también castigaron a José Gregorio, así de simple, sin apellido como lo tutea el pueblo, quien más y mejor le defiende y protege.
Tal como dice el bolero, tiempo hace que José Gregorio es santo, tiempo hace que está en los altares del pueblo, de los pueblos de la América nuestra.
Desde aquel 29 de junio de 1919 cuando, tras atender a una abuela enferma, partió a la farmacia a comprarle las medicinas y al regreso se encontró con la muerte, alcanzó la santidad.
El pueblo se volcó sobre el lugar de los hechos y le rindió el homenaje que corresponde a uno de los suyos. Sobre los hombros del Pueblo fue conducido al sepulcro, con el amor correspondido del pueblo llegó a sus altares.
No ha sido fácil ni sencillo, para José Gregorio, vencer los obstáculos de la burocracia vaticana, para consumar el acto católico de lograr la santidad que se le confiere a los difuntos con méritos para ser santos.
El presidente Nicolás Maduro ha dicho que algún día se conocerá cómo ha sido todo el trayecto para que José Gregorio Hernández haya sido canonizado. El mismo presidente narra cómo el Papa Francisco, compatriota nuestroamericano, desde su lecho de muerte, le exoneró del segundo milagro exigido por los protocolos de la iglesia y visó la canonización.
Nuestro admirado pensador Luis Britto García señala la existencia de organizaciones, con poder económico y relacional, religiosas o no, que impulsan canonizaciones siguiendo sus intereses.
El pueblo es sabio y paciente
José Gregorio llega impoluto a la santidad católica, es un laico sin vinculación con orden religiosa alguna. Luego de sus intentos fallidos de vida dedicada a la religión, opta por la bondad practicada de ser médico de los pobres.
Como dijo Alí Primera, el profeta, “el pueblo es sabio y paciente”.
En el documental El santo salvaje, Cuando la fe del pueblo toma las riendas, de John Petrizzeli, el antropólogo Emanuel Amodio dice de José Gregorio: “Un santo que podemos llamar salvaje, cuyo control no está en manos de la jerarquía eclesial, sino que está en manos del pueblo”.
Si recorremos la geografía nacional, podemos constatar este aserto, Venezuela está poblada de pinturas, tallas, esculturas, retratos, estampitas que han crecido silvestres. Las manos y la conciencia populares han convencido al resto de las y los creadores, todas y todos están conscientes que José Gregorio Hernández es un símbolo, un sentimiento nacional.
Así nos lo cuentan en su habitual pose trajeado de negro, con sombrero, pero también en el laboratorio de investigador científico, en el aula como aventajado estudiante o magnífico profesor o con la bata blanca de médico abnegado y magnánimo.
Con la ayuda de los registros de la oralidad y las investigaciones, sus biógrafos nos hablan del carácter complejo de José Gregorio, de sus habilidades musicales, de su vocación de entrega y servicio hacia los menos favorecidos, a los desterrados de la tierra.
Soberanía y paz
Venezuela está amenazada y asediada por el imperio estadounidense. Hoy defendemos la soberanía y la paz.
Acudimos al ejemplo de quienes lucharon por la independencia. Queremos ganar la paz. Quiso el destino que su canonización nos encontrara en pie de paz y nos nutrimos de un ejemplo: cuando, en 1902, Venezuela fue acosada y agredida por tres imperios de la época, ahí estuvo José Gregorio Hernández, entre los primeros en alistarse en las milicias para defender la Patria.
José Gregorio, personifica la unidad nacional. Hoy repetimos lo que tantas placas rezan en los sitios donde han reposado sus restos: “Gracias por los favores recibidos”.
Xavier Sarabia Mariche / Director de Investigación del CIM (Centro Internacional Miranda) / presidencia.fundacim@gmail.com
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