Los genes del sexto sentido y la propiocepción

Aunque cuando se menciona el “sexto sentido” a menudo es en un contexto sobre supuestos poderes de percepción sobrenaturales o sobre sentidos verdaderos que sí poseen algunos animales, pero no el ser humano, o simplemente sobre el poder de la intuición humana, lo cierto es que sí poseemos una habilidad sensorial que podría calificarse como nuestro sexto sentido. Se trata de la propiocepción.

Esta facultad nos permite conocer la posición de las partes de nuestro cuerpo sin necesidad de mirarlas ni de palparlas. Gracias a la propiocepción, podemos tocarnos la nariz con un dedo y llevarnos una taza de café a los labios en medio de una oscuridad total que no deja ver nada.

La propiocepción también nos permite poner un pie delante del otro para caminar sin tener que mirarlos, esto es posible gracias a neuronas sensoriales especiales en nuestros músculos y articulaciones. Sin ellas, el cerebro no sabría lo que hace el resto de nuestro cuerpo.

Las personas sin propiocepción no pueden ejecutar movimientos coordinados.

Un equipo que incluye a Niccoló Zampieri y Stephan Dietrich, del Centro Max Delbrück de Medicina Molecular, dependiente de la Asociación Helmholtz, en Alemania, ha estudiado los marcadores moleculares de las células implicadas en este sexto sentido, a fin de entender mejor cómo funcionan. Y ha conseguido describirlos bastante detalladamente.

Lo descubierto debería ayudar a los investigadores a comprender mejor cómo funcionan las neuronas sensoriales propioceptivas.

VTV/CC/JMP

Fuente: NCYT