EXCLUSIVA | Trabajó para entrar legal y fue deportado: Historia de Josué Basto
Josué Abraham Basto Lizcano, de 27 años de edad, es un joven de San Rafael de Alcázar, municipio Obispo Ramos de Lora, en el estado Mérida, que con las ganas de cumplir el llamado «sueño americano» desde el 15 de febrero del 2024 recorrió, por tierra, una travesía extensa, hasta llevarlo a trabajar en las calles de Ciudad de México por cuatro meses vendiendo bebidas en el bosque Chapultepec, para así reunir dinero, y pagar la cita de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).
«Él solo quería entrar de forma legal en Estados Unidos, para trabajar y ayudarnos en la familia», relató la madre de Basto, Esmeralda Lizcano, quien cuenta que se le fue asignada una cita para el 7 de septiembre de 2024, en el puerto de entrada de Garita de Chaparral/Pedwest San Ysidro, cruce fronterizo terrestre entre San Diego y Tijuana que conecta la Carretera Federal Mexicana y la interestatal 5 en el lado estadounidense.
Lizcano relató que su hijo fue detenido al cumplir con la cita previa de la aplicación CBP One: «Me detuvieron por los tatuajes porque dicen que pertenezco al Tren de Aragua», le dijo Josué Basto en una llamada a su madre, días después de su detención.
Describió que la forma de hablar con su hijo era a través de videollamadas grupales con otras personas, porque no tenían otra forma de hacerlo. «Hablábamos gracias a una amiga que era hermana con la que estaba detenido y él me decía que lo humillaban, que lo tenían encadenado y temía por lo que pudiera pasar en la cárcel, que era horrible».
«Me van a trasladar»
Basto Lizcano duró siete meses detenido en varios centros de detención entre California y Texas. «La última vez que hablamos, el jueves 13 de marzo, me dijo: ‘me van a trasladar’. Le habían dicho que recogiera su ropa porque iba a ser trasladado y lo que supe después era que estaba en una cárcel en El Salvador”.
La madre de este venezolano denunció que «lo detuvieron solo porque tenía tatuajes en sus brazos y cuello y ahora fue deportado injustamente». La señora Esmeralda Lizcano espera que su hijo vuelva a casa porque “no tiene antecedentes penales, él no es un criminal, es un joven trabajador, honesto y con sueños, que solo buscaba una oportunidad para salir adelante. Lo retuvieron sin importarles que es una persona de bien», expresó con tristeza.
El Gobierno nacional hasta la fecha hace lo posible para que 238 hermanos venezolanos detenidos injustamente en una cárcel de máxima seguridad en El Salvador sean devueltos a casa.
El jefe de Estado ha conversado con el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, y con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, para instar a la ONU a garantizar los derechos humanos de los migrantes y «asegurar la liberación inmediata y sin condiciones».
VTV/DR/MQ