Diablos Danzantes de Naiguatá: Tradición, magia y religión

Donde el azul del Caribe besa la tierra, y la montaña se alza, en el corazón vibrante de Naiguatá, nace un eco ancestral. No es el canto del mar ni el susurro del viento, sino el estruendo de un legado que danza «Los Diablos Danzantes del Santísimo Sacramento».

Estas figuras nacidas del sincretismo y la resistencia, que cada año, bajo el sol picante, tejen con sus máscaras y sus pasos el alma de un pueblo. Del misterio de la fe, del ingenio del esclavo y de la fuerza de la tradición, emergen, color y fuego, para recordar que la libertad se baila y se honra en cada latido.

Cada paso danzado, cada giro desafiante, es un hilo más en el tapiz de la identidad, un testamento de que la tradición, cuál río indomable, fluye eterna por las venas de un pueblo que sabe bailar su historia y su libertad.

Y así, cuando el último tambor enmudece y el sol se despide en el horizonte, los Diablos de Naiguatá no se desvanecen. Permanecen en el aire, en el eco de las campanas, en el brillo de una máscara guardada. Son la promesa de un retorno, el latido constante de una memoria que se niega a dormir.

¡Hasta el próximo sol, el alma de Naiguatá seguirá danzando!

VTV/LAV/MQ