Así podrás evitar la otitis de piscina en niños

La otitis de piscina es una infección bacteriana, generalmente causada por agua que queda en el canal auditivo externo por un largo periodo de tiempo. Esto presenta un espacio húmedo ideal para que se multipliquen las bacterias.

Esta es una circunstancia también conocidas como «oído de nadador» por la frecuencia con la que se da entre los deportistas que entrenan diariamente en el agua. Se trata de una dolencia que se produce en el oído externo, que es el que va desde el exterior de la oreja hasta el tímpano.

Este tipo de otitis está causada por varios tipos de gérmenes, especialmente hongos y bacterias. Al pasar mucho tiempo en el agua o no secarse bien el oído al salir, éste se puede irritar, abriendo la piel del canal auditivo y permitiendo la entrada de microorganismos patógenos.

En lugar de por un mal secado, también puede producirse a causa de eczemas, irritaciones, tener la piel muy seca o, por el contrario, por limpiarse demasiado el canal auditivo y provocar daños. Aunque también pueden darse, las otitis producidas en las playas son mucho menos frecuentes que en la piscina.

Esto se debe a que en las piscinas la gente suele situarse de forma más próxima, además de que el agua no circula tanto como en un río o en playa y, por lo tanto, los posibles gérmenes, hongos o bacterias se mueven más y se diluyen más fácilmente.

En su mayoría, las otitis externas están producidas por bacterias pseudomonas, incluida la bacteria Pseudomonas aeruginosa, muy presentes en el suelo y el agua en todo el planeta. Estas bacterias crecen en áreas húmedas, tales como fregaderos, lavabos… así como en piscinas inadecuadamente cloradas y jacuzzis.

Signos y síntomas:

Dolor cuando se tira de la oreja o se ejerce presión en la parte del oído externo que sobresale frente al canal auditivo (trago).

Picazón dentro del oído.

Secreción proveniente del oído

Enrojecimiento e inflamación en el oído

Una vez detectada la infección, el tratamiento más habitual son los antibióticos por vía tópica (en gotas). En caso de que no se respondiera al tratamiento, se recomendarían los antibióticos orales, aunque no suele hacer falta.

Si el dolor sea muy molesto o hay fiebre, se puede complementar el tratamiento con antinflamatorios o analgésicos. Además, se deberá evitar bañarse hasta que se resuelve completamente la infección.

Cómo prevenir las otitis de piscina

Para prevenir o minimizar la aparición de las otitis externas sólo hay que tomar algunas medidas como evitar bañarse en aguas muy concurridas o que no cumplan con los estándares de higiene exigidos.

También usar tapones para los oídos, sobre todo si se es propenso a las otitis. Además, no se debe abusar del buceo ni pasar mucho tiempo con la cabeza debajo del agua. De hacerlo, conviene que sea siempre con tapones.

Al salir del agua hay que secarse bien, pero con cuidado, los oídos. Por otro lado, hay que evitar limpiarse el cerumen en exceso. El exceso de cerumen también favorece la aparición de otitis y de tapones, pero si lo eliminamos de más, eliminamos también una barrera natural que evita que los gérmenes penetren en el oído.

Del mismo modo, se debe evitar rascar los oídos. Al hacerlo, podemos producirnos pequeñas irritaciones o heridas que favorezcan la entrada de gérmenes. Si somos propensos a eczemas o a tener la piel seca, conviene trataros, también paran evitar esas pequeñas heridas.

Finalmente, se recomienda no realizar zambullidas violentas, pues favorecen la entrada de agua en el canal auditivo. Ante cualquier molestia o dolor en el oído, es recomendable acudir al médico para evitar que, si es otitis, esta se complique.

Fuente: Medios internacionales

VTV/GT