Arturo Suárez transformó la injusticia en poderosa narrativa de esperanza

Conocido artísticamente como Suárez VZLA, Arturo Alejandro Suárez Trejo, transformó una experiencia de dolor e injusticia en una poderosa narrativa de esperanza. Tras su injusto secuestro en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) de El Salvador y su posterior rescate gracias al Gobierno Bolivariano, el joven cantante regresó a Venezuela no solo con su libertad, sino con una misión clara: usar su voz para sanar, inspirar y dignificar a su pueblo.

En una entrevista realizada por el equipo de Multimedios de Venezolana de Televisión (VTV), el también compositor destacó que su travesía ha sido un renacimiento al revelar el trauma que lo marcó y que, sin embargo, en lugar de dejarse vencer, se aferró a su arte como su mayor fortaleza.

Para un artista, el escenario es su hogar, y «el sueño más grande que yo tenía era presentarme en mi país», confiesa conmovido. Este sueño, que antes parecía inalcanzable, se hizo realidad gracias a una oportunidad que describe como una bendición: cantar en la Ruta Live Bachilleres.

En esos conciertos, Arturo no solo pudo mostrar su talento, sino que también tuvo un encuentro muy especial con el público venezolano: «Pude sentir el cariño del público, pude darme a conocer con ellos, pudieron conocerme», dice, emocionado al recordar ese primer contacto con su gente.

Detrás de su música y su presencia en el escenario hay una motivación profunda: la justicia, por lo que destacó que «es la mejor manera que yo tengo de mostrarle al mundo que efectivamente lo que hicieron con nosotros fue una injusticia, porque yo soy cantante, yo hago música y yo desde que salí de mi país decidí dejar mi bandera y mi talento en alto».

Proyecto “Ser venezolano no es un delito”

De esta experiencia traumática vivida por Suárez, nació su proyecto más sentido y personal: «Ser venezolano no es un delito», inspirado en la experiencia vivida que  lo hizo ver que él y sus compañeros no fueron secuestrados en el Cecot por pandilleros, sino por su nacionalidad: «Nos estaban llevando, era solo por el sencillo hecho de ser venezolano».

Este movimiento no es solo una protesta, sino una celebración que busca mostrarle al mundo que el venezolano es una persona trabajadora, incansable y luchadora, por lo que afirma con orgullo: «Somos carpinteros, taxistas, barberos, médicos,  abogados» y destaca la versatilidad de su gente.

Suárez, convencido de que la comunidad venezolana ha dejado una huella positiva en el mundo, asevera que «es más la gente que nos quiere que la que nos odia. Donde llegamos, marcamos la diferencia y nos hacemos notar más por nuestras buenas acciones que por las malas». Del mismo modo, refutó los prejuicios que a menudo enfrentan sus compatriotas en otras latitudes.

Unirse a su familia

Él, también compositor, compartió sus proyectos personales y emocionales, donde asegura que el más urgente y vital es traer a su esposa y a su pequeña hija de siete meses a Venezuela. Una bebé a la que, debido a las circunstancias, aún no ha podido abrazar. Su deseo más profundo es no volver a separarse de ellas.

El artista cierra su relato con un mensaje de esperanza y gratitud, un agradecimiento al Gobierno Bolivariano, a su familia y a su pueblo por el respaldo incondicional que le han brindado. «No es una película como la mayoría de la gente dice… ellos no se han olvidado de nosotros», dice, con la voz quebrada por la emoción, donde reafirma que su historia es un testimonio de la solidaridad que aún existe en el país.

VTV/LAV/SB