Autismo y familia: Desafío del verdadero amor incondicional

 

El autismo no es una enfermedad, sino una condición del neurodesarrollo que transforma la vida de quienes lo tienen y de sus familias. Cada persona autista es un universo único, un espectro de experiencias donde no hay un perfil igual a otro. Por eso, el impacto en cada hogar es tan personal como la propia condición.

La licenciada en Educación Especial y Especialista en la Atención Psicoeducativo del Autismo, Fátima Cañada, resalta que la familia es el pilar fundamental y el entorno primordial que necesita acompañamiento profesional. El diagnóstico es solo el primer paso de un camino que requiere validar lo que sienten todos los miembros, ya que cada uno procesará la noticia de manera diferente.

Construir puentes

Después de recibir la noticia, es vital enfocarse en el individuo. Hay que identificar sus habilidades, cualidades, retos y desafíos desde una perspectiva única. Como señala Cañada, este proceso no solo cambia la vida del niño o niña, sino que también redefine por completo la del núcleo familiar.

Es un camino lleno de emociones complejas; «Se puede atravesar por los momentos de negación, de culpabilidad, llanto y dolor,  de aceptación y la búsqueda completa de cuáles son los apoyos que necesitamos para avanzar», destacó Cañada. 

Premisas

  • Negación, dolor y culpa: Es natural sentir el peso de un futuro diferente al que se había imaginado.

  • Aceptación y búsqueda de apoyo: El siguiente paso es encontrar las herramientas necesarias para avanzar.

Numerosos estudios confirman que las familias enfrentan una variedad de desafíos que pueden generar un estrés significativo. Sin embargo, Cañada insiste en que cada proceso debe ser acompañado con comprensión. La clave está en cambiar la perspectiva para entender la forma en que los chicos dentro del espectro perciben el mundo y se relacionan con él. El objetivo es construir puentes que unan a la familia y les permitan enfrentar juntos los retos.

“Para enfrentar juntos los desafíos que puede generar un familiar dentro del diagnóstico que conlleva el impacto en las áreas del desarrollo, (…) en donde algunos van a requerir mayores apoyos que van a ser diferente en cada uno de los perfiles. Asimismo, hay una parte de la población no hablante que requieren herramientas y estrategias aumentativas y alternativas”, agregó.

El autismo se abraza

Es crucial entender que el autismo no es una enfermedad. Por lo tanto, las terapias y apoyos externos no buscan una «cura», sino potenciar al máximo sus habilidades y capacidades para que puedan integrarse plenamente en la sociedad.

Aunque algunos padres pueden experimentar vergüenza, aislamiento, frustración o culpa, la educadora Fátima Cañada y otros especialistas afirman que el viaje con un familiar autista es una fuente de crecimiento, amor y alegría. Cada pequeño paso es un gran logro.

Al final del día, el autismo nos enseña que el amor es el puente más fuerte que podemos construir. Nos recuerda que la verdadera meta no es cambiar a la persona, sino amarla por quien es.

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